Debemos saber que ésta se divide principalmente en dos fases: fase de vuelo y fase de apoyo, en donde nuestras extremidades inferiores se encontrarán principalmente n fase de vuelo (80%) y en un pequeño porcentaje en fase de apoyo (20%).
Los pies son uno de los puntos más importantes a cuidar por un corredor. Son la primera parte del cuerpo que toma contacto con él y la última en abandonarlo. En cada apoyo tiene que soportar el peso del cuerpo, que según la velocidad de carrera se multiplica por dos o por tres, por tanto tiene que estar preparado para responder con eficacia a estas exigencias sin deformarse al mismo tiempo que responder durante toda la carrera.
Según la distancia que recorramos, el número de apoyos que podemos hacer van desde unos 7.000 a 8.000 apoyos en un 10km, a 30.000 en una maratón (42km), dependiendo siempre de la longitud de nuestra zancada. Evidentemente, para poder responder a estas exigencias el pie debe estar preparado para ello. Por tanto hay que dedicarle un tiempo dentro de nuestro entrenamiento.
Ejercicio para fortalecer la estructura anatómica el pié y mejorar la propulsión durante la carrera:
apoyo con el retropié (cuando el contacto inicial del pie contra el suelo se produce con el talón o el tercio posterior de la planta del pie).
apoyo con la parte media del pie (cuando el talón y la cabeza del primer metatarsiano contactan casi simultáneamente).
apoyo con el antepié (cuando el apoyo se realiza con la mitad anterior del pie, después del cual generalmente se produce el inmediato apoyo del talón).
Entrar de antepie se relaciona comúnmente con el barefoot o la tendencia de correr descalzo que últimamente está en auge. También se ven afectadas las distintas articulaciones y tendones de la zona del tobillo, como por ejemplo el tendón de Aquiles. Debes saber que correr correr con zapatillas minimalistas (o descalzo) es sinónimo de aterrizar con el antepie y, en consecuencia, tendrás que cambiar la técnica de carrera a la que estabas acostumbrado.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es que ambas formas de correr implican sus riesgos y sus beneficios, debiendo conocer en todo momento qué tipo de pisada nos va mejor. Aquellos que tengan más adherencia hacia la talonación tendrán que prestar especial atención al tipo de zapatilla, mientras que los que tengan más problemas de rodillas las mejor opción es correr apoyando el antepie por la protección que implica en dicha articulación. En definitiva, distintas formas de correr para distintas personas.